Siglo XIX
El fenómeno migratorio constituye el aspecto más definitorio de la población gallega a partir, sobre todo, del siglo XIX. Se desconoce la magnitud de la emigración de la primera mitad de este siglo, que no debió de ser muy significativa debido al aumento de población que se registra en Galicia, pero a partir de la segunda mitad del siglo se produce un imparable éxodo que llevará a una gran cantidad de gallegos a Cuba, Argentina y México. Serán por lo tanto éstos, los principales destinos de los encajes gallegos.
La producción tenía que ser abundante por los datos que proporciona José Lucas Labrada, en su Descripción Económica del Reino de Galicia (1804), donde dice a cerca de Camariñas "...que en toda la jurisdicción se dedicarán unas trescientas mujeres a la fábrica de encajes ordinarios de hilo, que benefician dentro y fuera del país". También aporta datos referentes a otras localidades en las que se elabora encaje.
Por la abundante correspondencia conservada entre el importador de encajes Manuel Miñones, de Ponte do Porto (Camariñas) y la firma comercial argentina "Peña y Bernardo" se deduce que hacia finales del siglo XIX se ve incrementada la presencia de encajes en el mercado americano.
Estas cartas aportan, además, otros datos que revelan el aislamiento en cuanto a comunicaciones que sufría la comarca, la preferencia por las puntillas estrechas y la exigencia de calidad en los productos enviados. También nos informan de la fuerte competencia que existía, a partir de los primeros años del siglo XX, entre los exportadores gallegos y de otros centros encajeros, como Almagro o Cataluña.